miércoles, 11 de abril de 2007

La aventura está en el bus


Cuando planteamos el tipo de viaje que queríamos, tuvimos claras dos cosas: que fuera económico, y que conociéramos de cerca a las gentes de allí. Moverse en bus de un punto a otro cumplía a la perfección estos objetivos. Recuerdo las palabras de Oscar por teléfono...."vamos en bus que en Marruecos te partes el.....cuscus". Y nos lo partimos.
Un trayecto de unas 6 horas de viaje viene a salir por unos 6 euros, y en el interior de uno de estos buses puedes encontrarte con los personajes más singulares que puedes imaginar. Todos temíamos que viviríamos en color las escenas que todos tenemos en la retina de las películas de Paco Martínez Soria, que muestran la forma de vida de la España de las postguerra, pero nos quedamos cortos. De entrada los baggages no viajaban en el maletero, sino en el techo del bus, atados por unas cuerdas mugrientas con pinta de no poder aguantar por mucho tiempo las tensiones del viaje. Mientras Oscar se pegaba para evitar que una vez más nos cobraran el doble por llevar nuestro equipaje, Pilar no quitaba ojo de su maleta roja con ruedas y presionaba, sin éxito, al mozo para que la tratara con cuidado y la atara de manera que no se quedara por los siglos en un talud de la primera curva que tomáramos; Samuel me daba unos toques con el codo para que fijara mi antención en el conductor que con una llave inglesa enorme, tenía medio cuerpo metido entre la rueda y el bus apretando alguna tuerca de la dirección; Esther daba la voz de alarma para que no nos quitaran los sitios; Iván vigilaba con atención que todas las mochilas estuvieran juntas; y los fumadores aprovechaban el último segundo de espacio al aire libre para dar unas caladas aceleradas a un cigarro.
Ya una vez dentro, sorprende que una vez están los asientos ocupados, continúa subiendo gente, y es que se puede viajar de pie de un sitio a otro en estos buses, y con cajas y con lo que quieras. Eso sí, no permiten fumar en el interior.
A mitad de camino el bus se detiene en un control policial. Sube un agente con cara de malo de verdad, que repasaba con detenimiento los caretos de los pasajeros, uno a uno, y a algunos como a mí nos hizo recordar el momento en el que en clase el profesor pedía un voluntario para cantar la lección, y no sabías si mirar al suelo o retarle aguantándole la mirada. Por nuestra zona pasó de largo, pero descubrió en el fondo del bus a tres polizones escondidos, que bajó del mismo y nunca supimos cual fue el destino de estos chavales. Encontró tres, pero alguno se le pasó por alto, ya que unos kilómetros más adelante, sin detener el autobús, se bajan del mismo el asistente del conductor y un chico negro, me mientras se reía corría hacia la parte de atrás del bus para meterse en el maletero, lugar donde completaría su viaje, y con el mismo bus en marcha el asistente en un nuevo sprint, abre la puerta y se monta....y aquí no ha pasado nada.
Después de ver cosas de este tipo, tener que abrir el paraguas dentro del autobús cuando comenzó a llover, queda en poco más que en una foto graciosa. no?

4 comentarios:

Blogger sil ha dicho...

...y es que como caia el agua !!!menos mal que las maletas iban bien cubiertas con un "superplastico"

11 de abril de 2007, 21:36  
Blogger Julio ha dicho...

Esto es lo que se llama un "chaparrón de interior". Fenoméno meterológico muy raro de ver, pero es que en Marruecos todo es posible.

11 de abril de 2007, 22:22  
Blogger Julio ha dicho...

Es verdad, se me había olvidado la historia de la policía y de los tres "polizones". Supongo que Pilar podrá explicar bien la trama...

12 de abril de 2007, 19:41  
Blogger Pilar ha dicho...

En ello estoy! proximamente publicaré mi famoso libro (que presentaré como anónimo, al premio Nadal...y ganaré) titulado: "INTRIGAS EN MARRUECOS.LA VERDAD AL DESNUDO" Ó "5º MILENIO EN EL ISLAM;EL SECRETO DE LA INMOLACIÓN".
pd: No he sido aun invitada como autora....

14 de abril de 2007, 13:21  

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